En un parque cualquiera.

En su rostro aun quedaban los restos de una sonrisa satisfecha, después de las fechorías que había cometido por todo el barrio colindante. Su acompañante la miraba aun algo desconcertada.
- ¿Por qué has tenido que incendiar ese coche? ¡Ese era de mi padre!
- Ja, veo que aun no sabes como va esto...

Amy sacudió su melena roja, que cada día se hacía sorprendentemente más corta. Sus ojos se fijaron en los suyos, como pequeñas cuchillas.
- Aunque lo has tenido casi a tocar de tu mano, no sabes lo que se cuece allí arriba, niñata. Y no has echo nada para remediarlo.
- No tolero que me hables así.
- ¿Entonces porque has confiado en mí? ¿Por qué me has echo prometer?- la sonrisa volvió, más ácida que nunca.

-

En un parque cualquiera, de un barrio rico cualquiera, apareció una chica rica cualquiera desmayada, con una botella vacía de gasolina en la mano y otra llena de cerillas. Sus padres, consternados, no explicaban como podía haber destrozado los alrededores. ¿Como esperar una traición así, de uno de los suyos? Lástima que nadie se percatará de la chica pelirroja que observaba la escena, divertida.